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La tomografía con anestesia es necesaria para pacientes con impedimentos que dificultan el estudio. Estos incluyen trastornos neurológicos como epilepsia incontrolable o demencia avanzada, condiciones motoras como parálisis cerebral o esclerosis múltiple, y trastornos de ansiedad como claustrofobia severa.
También se indica en discapacidades cognitivas, como síndrome de Down en ciertos casos, y en niños con TDAH severo. Además, es útil para quienes padecen dolor crónico o fracturas que impiden mantener una postura adecuada.
La tomografía con anestesia está diseñada específicamente para personas con algún impedimento que dificulte la realización del estudio de manera convencional. Algunos de estos impedimentos pueden incluir:
Trastornos neurológicos y psiquiátricos, como la epilepsia incontrolable, el autismo con ansiedad severa, la esquizofrenia o la demencia avanzada, que pueden impedir que el paciente siga instrucciones o permanezca inmóvil durante el procedimiento.
Condiciones que afectan el movimiento o la coordinación, como la parálisis cerebral, la esclerosis múltiple en estado avanzado, la ataxia o la distonía, que pueden provocar movimientos involuntarios.
Trastornos de ansiedad y fobias, como la claustrofobia severa o el trastorno de pánico, que pueden generar una reacción extrema ante el ambiente cerrado del tomógrafo.
Discapacidades cognitivas o intelectuales, como el síndrome de Down en ciertos casos o el retraso mental severo, que pueden impedir la comprensión y cooperación del paciente.
Niños hiperactivos o con trastornos del desarrollo, como el TDAH severo, que tienen dificultad para mantenerse quietos el tiempo necesario para la toma de imágenes.
Dolor crónico o condiciones médicas específicas, como pacientes con fracturas recientes o enfermedades degenerativas que les impiden adoptar la posición requerida sin experimentar dolor intenso.
Tomografia con Anestesia
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